Rosácea, ¿por qué me pasa a mí?

¿Qué es la Rosácea?

 

rosácea
La rosácea afecta, principalmente, a las mujeres.

La rosácea quizás sea la dolencia de la piel más usual entre nuestros clientes. Cada día son más los que vienen con este problema. Sin saber por qué, ni qué hacer para solucionarlo.

Os vamos a hablar de la rosácea, los diferentes tipos, las causas y sus consecuencias. Pero ya os adelantamos que es una dolencia crónica, que tiende a progresar y empeorar si no se consigue dar con el tratamiento adecuado, pero que es benigna para nosotros. Esperamos que identifiques cuál es tu tipo y te ayuden los consejos para paliar sus consecuencias.

La rosácea es una enfermedad muy común de la piel. Se caracteriza por el enrojecimiento de la cara (mejillas, mentón, nariz), pudiendo alcanzar a cuello y pecho. Suele aparecer como brotes pequeños y de corta duración. Pero con el tiempo comienzan a ser más frecuentes y duraderos.

Afectan a personas adultas y es más frecuente en mujeres, aunque los casos más severos se observan en los hombres. Por lo general, la rosácea no entiende de tipos de piel (grasa, seca, mixta..) aunque es en las pieles claras donde se dan más casos.

Factores desencadenantes.

Cualquiera de los siguientes factores pueden hacer que la rosácea aparezca o se agrave si ya la padeces. Hay un factor genético, pero nadie está a salvo de que, en un momento dado, aparezca un brote y a partir de ahí tengas que convivir con ella de la mejor manera posible. Si tenemos en cuenta estos factores podremos prevenir su aparición y atenuar sus consecuencias.

Clima: Poco tenemos que hacer contra este factor externo. Podríamos buscar otro sitio para vivir, pero no nos libraría de sufrir las consecuencias de cambios bruscos de temperatura, del calor, la sequedad del ambiente o del frío.

  • Debes evitar los lugares donde la calefacción esté muy alta y los secadores del pelo.
  • El agua fría estimula la circulación, fortalece el sistema inmunitario y tonifica la piel. Así que olvídate de saunas y baños calientes. Duchas de agua tibia y acaba con unos segundos de agua fría (ya, no apetece ni en verano pero…)
  • Protección solar todo el año. No olvides nunca aplicar crema solar, aún cuando no haga sol. Recuerda que la radiación ultravioleta está aunque no brille el astro rey. Y en verano debes proteger tu cabeza con una pamela o gorra, evitando mirar hacia el sol.
  • Contra el frío utiliza un pañuelo o una bufanda para protegerte del viento.
  • En casa, tanto si utilizas calefacción o aire acondicionado, utiliza humidificadores (o recipientes con agua cerca de los radiadores).

Alimentación: Si no nos cuidamos por dentro se nota por fuera, pero con la rosácea especialmente. La salud del intestino y nuestra piel van de la mano.

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Evita comidas calientes, picantes y el alcohol.

Debes evitar que la temperatura del cuerpo sufra aumentos considerables y para eso deberás controlar lo siguiente:

  • Bebidas o comidas muy calientes.
  • Comidas copiosas y picantes.
  • Alimentos azucarados.
  • El gluten y los lácteos.
  • El alcohol.
  • Tabaco y entornos con humo (fumadores activos y pasivos).

Todos estos factores tienen consecuencias inmediatas. Deberás saberlos controlar, no quiere decir que no consumas nada de lo que te he citado, pero tú  sabrás cómo, cuánto y la frecuencia. Dependerá del tipo de rosácea que tengas y sus consecuencias inmediatas. Si es muy severa te cuidarás de no probar nada de lo citado y si sufres de enrojecimientos esporádicos, una copita de vino de vez en cuando no te hará agravar más la dolencia (aunque no sea bueno).

Nivel de estrés: Hablamos de niveles de estrés porque damos por seguro que, llegada una edad, todos lo padecemos. Y la rosácea puede aparecer como lo hace la Psoriasis: por un estado de ansiedad elevado. Nuestra recomendación (no hace falta ser médico) es que te tomes la Vida con más calma, siempre que sea posible. Mantente en contacto con la Naturaleza y aprende a soltar todo lo que no te haga feliz. Tu piel será una de las primeras beneficiadas.

Si te ayuda, puedes probar otras técnicas de relajación como el yoga o la meditación. Aunque también hay personas que se relajan cuidando plantas o jugando al parchís. Eso depende de ti, haz lo que te guste para relajarte.

Bebe agua: No nos cansamos de repetirlo, esto sale mucho en casi todos los temas de salud, sí. La deshidratación es el caldo de cultivo perfecto para la rosácea. Una piel seca y quebradiza la hace más vulnerable a las inclemencias del  tiempo.

Beber agua y consumir frutas o verduras a diario te ayudará a tener una piel sana e hidratada.

Nuestra piel está formada por agua en un 70%. Eso le aporta la flexibilidad y permeabilidad adecuada.

Si el agua te resulta aburrida, puedes aprovecharte de el alto contenido en antioxidantes que contiene el té verde, muy beneficiosos para combatir la rosácea. Pero no olvides que no debes tomarlo muy caliente.

Duerme: Pero duerme bien, descansa. Haz de tu cama un territorio exclusivo para dormir (bueno…). No te lleves el trabajo o los problemas al dormitorio. Intenta desconectar antes de ir a dormir y deja todo lo que te ha pasado a lo largo del día en la puerta.

No vamos a hablar de horas de sueño, porque eso es muy relativo. Puedes dormir 10 horas y no descansar o dormir 6 y levantarte como nuevo. Pero 7/8 horas de descanso sería el mínimo recomendado. El sueño no se recupera durmiendo después, porque el cuerpo acusa su falta.

Productos cosméticos: Van a ir directamente a tu rostro y debes cuidar lo que utilizas y cómo lo haces.

No intentes ocultar ni disimular tu rosácea con maquillaje, va a ganar siempre ella.

La piel con rosácea es muy sensible y reactiva a cualquier producto. Utiliza productos naturales, no abuses de los exfoliantes, a no ser que sean los indicados para tu piel. 

Debes evitar productos que contengan parabenos, alcoholes, sulfatos o exfoliantes donde debas ayudarte de herramientas de arrastre (cepillos, toallas o el azúcar). Resultan muy agresivos para tu delicada piel. De todos ello hablaremos en otra ocasión.

Y voy a decirte un producto del que no deberías separarte nunca si padeces de rosácea: Aceite de Jojoba. Como nutriente, desmaquillante, para el contorno de los ojos (la piel más delicada de nuestro rostro). Os recuerdo que ya hablamos de él y nunca está mal recordarlo aquí.

Y después de enumerar los factores que pueden beneficiar o perjudicar tu rosácea, vamos a identificar los diferentes tipos, a ver si encuentras la que te afecta directamente. Igual nos queda un poco largo este artículo, pero creemos conveniente dejarlo todo atado y bien atado. Ya queda menos para terminar y siempre puedes volver para releerlo con más tiempo. Gracias por la atención.

 

Tipos de rosácea.

Dependiendo de sus características y síntomas, la rosácea se puede dividir en 4 grupos, pudiendo estar presente más de uno en la misma persona.

  • Rosácea eritematosa-telangiectásica. Se distingue por el enrojecimiento (eritema) del centro de la cara, nariz y mejillas, presentando sensación de calor o quemazón.

Los vasos sanguíneos suelen quedar visibles y dilatados en la zona nasal, en forma de arañas vasculares o telangiectasias. En algunos casos, los síntomas pueden extenderse a cuello, pecho, zona del cuello o cuero cabelludo. 

Rinofima o rosácea fimatosa, más común en hombres.

La piel se inflama y notamos una sensación de quemazón, que desaparece después del brote, pero la piel queda reseca y enrojecida.

  • Rosácea pápulo-pustular. Afectaría a las mismas zonas que el anterior caso, pero la zona central de la cara sería más leve. 

En este caso notaríamos la aparición de pápulas, bultos o pústulas parecidas al acné, pero sin aparecer puntos negros o comedones ni presencia de pus. La piel queda muy sensible, con un ligero escozor pero más leve que la rosácea eritematosa.

La zona afectada es la misma: cara, cuello, nariz, pecho. Después del brote, la piel queda con un aspecto graso y con la presencia de arañas vasculares. Más común en mujeres de mediana edad.

  • Rosácea fimatosa. En este caso, los afectados serían los hombres y es una evolución  más grave de los dos casos anteriores.

Debido a la inflamación de la dermis y la epidermis, la piel adopta un aspecto mas tosco e irregular. Sobretodo en la nariz (rinofima), aunque también puede afectar a orejas, mejillas, frente, mentón o párpados.

La piel queda brillante y de aspecto muy graso, Pudiéndose notar los poros muy dilatados y la aparición de arañas vasculares. Piel rugosa y con bultos internos.

  • Rosácea ocular. Afectaría a personas jóvenes, en uno o ambos ojos. Quedan irritados, lacrimosos, con sequedad, ardor o quemazón. Tienes la sensación de tener arenilla en los ojos, incitando al frotamiento, lo que hace que se irrite más aún.

La visión puede quedar borrosa, y podemos padecer de hipersensibilidad a la luz. Es un caso grave que debe tratarlo el oftalmólogo ya que pueden aparecer, en ocasiones, algún quiste en los párpados.

Este tipo de rosácea la pueden llegar a desarrollar 1 de cada 5 pacientes.

 

Nos va a quedar en el tintero unos truquitos para calmar estos síntomas de la rosácea, y las diferentes fases. Pero eso será en el siguiente artículo, que de tanto leer se os va a irritar el ojo y pensaréis que es rosácea… Muchas gracias por llegar hasta aquí, es una forma de agradecernos el trabajo realizado.

Esperamos que os sea de ayuda, y para todo lo demás…¡Nos olemos en Caléndula!

 

Para documentar este artículo nos hemos ayudado de páginas especializadas como dominaturosácea.com y saludtotal.net.

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